
Las arrugas entrecejo y frente son un problema común en la piel, especialmente a partir de los 30 años. La solución consiste en una inyección de toxina botulínica, que actúa contra las contracciones musculares responsables de estas arrugas.
Las patas de gallo son un problema estético en el que se notan hinchazones en las mejillas, generalmente a causa del envejecimiento. La inyección para patas de gallo es un procedimiento cosmético que consiste en la infiltración de toxina botulínica en las zonas más notorias.
La toxina botulínica es una potente neurotoxina que inhibe la liberación de acetilcolina en la unión neuromuscular. La inyección de pequeñas cantidades de toxina botulínica en músculos hiperactivos específicos provoca una relajación muscular localizada que suaviza la piel suprayacente y reduce las arrugas. Los efectos de la toxina botulínica tardan unas dos semanas en desarrollarse por completo y duran de cinco a ocho meses.