El ácido hialurónico se puede comparar con un elemento esencial y universal en el mundo de la belleza, similar a un básico pantalón vaquero en el armario. Este componente se encuentra en diversas formas, desde cápsulas y sueros hasta cremas, y se utiliza tanto en tratamientos faciales en salones de belleza como en procedimientos de medicina estética, abordando tanto aspectos generales, como mejorar la densidad de la piel, como aspectos específicos, como corregir la sonrisa gingival o remodelar ciertas áreas del cuerpo.
Un detalle destacado es que el ácido hialurónico no solo es aplicable externamente, sino que también está presente en la piel humana. Es un componente crucial de la matriz extracelular, y su función principal es mantener la hidratación de la piel al tener la capacidad de retener hasta 1000 veces su peso en agua.
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Tocamos la ciencia…
Desde una perspectiva química, el ácido hialurónico es un glucosaminoglicano compuesto por cadenas de carbohidratos complejos y ácido glucurónico. A medida que envejecemos, la síntesis de ácido hialurónico en el cuerpo disminuye, lo que resulta en una piel menos hidratada y tersa.
Un poco de historia…
El ácido hialurónico fue aislado por primera vez en 1934 por los doctores Meyer y Palmer de la Universidad de Columbia, quienes lo obtuvieron del humor vítreo de los ojos de las vacas. A lo largo de los años, se desarrollaron métodos para sintetizarlo a partir de fuentes no animales, utilizando síntesis bacteriana, aunque originalmente se obtenía también de la cresta del gallo debido a su alto contenido en este polisacárido.
Tipos y usos del ácido hialurónico..
En el ámbito de la cosmética, los productos que contienen ácido hialurónico ayudan a mantener la barrera hidrolipídica natural de la piel y prevenir desequilibrios. No obstante, su absorción a través de cremas es limitada, por lo que una concentración mínima del 0,5% es ideal para que el producto sea efectivo. Además, se considera la longitud de la cadena molecular del ácido hialurónico en la formulación, ya que los tipos de peso molecular bajo penetran profundamente para hidratar y dar elasticidad a la piel, mientras que los de peso molecular alto actúan en la superficie para evitar la pérdida de agua en la epidermis.
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Dado que su eficacia es limitada en aplicaciones tópicas, el ácido hialurónico se inyecta en la piel. Estos tratamientos inyectables tienen distintas funciones según sus características y complementan la acción de los productos tópicos. Hay varios tipos de ácido hialurónico con diferentes propiedades que pueden abordar desde la hidratación y luminosidad en pieles jóvenes hasta la firmeza y volumen en rostros envejecidos.

Los inyectables se dividen en dos categorías principales según su formulación y efectos. Los ácidos hialurónicos no reticulados, más fluidos, se usan para la mesoterapia y tienen efectos de hidratación y revitalización superficial de la piel. Por otro lado, los ácidos hialurónicos reticulados, más densos, proporcionan soporte y estructura, además de restablecer volúmenes perdidos en áreas como el mentón y los pómulos.

En resumen, el ácido hialurónico es un componente multifuncional con aplicaciones variadas en la belleza y la medicina estética, que complementa tanto tratamientos tópicos como inyectables para mejorar la hidratación y la apariencia de la piel en diferentes aspectos y etapas de la vida.
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